Por Paola Becco
He visto las más maravillosas manifestaciones de amor y sublimidad que la naturaleza toda imprime en cada sentido humano. La belleza del sonido, y la del silencio. La suavidad de lo que aflora y la evocación de lo que ha madurado. La expresión del amor humano, en todas sus singularidades.
El descubrimiento de cada color, matiz y saturación que el fuego sagrado imprime cuando aparece en el cénit del cielo, se manifiesta en todo lo creado.
Pero el Cristo le dice a nuestros espíritus Amarás a Dios por sobre todas las cosas.
Realidad inconmensurable que nos atrapa y nos arrulla en sus brazos largos y celestiales.
Verdad que nos atrapa y nos envuelve en el abismo eterno de la luz infinita.
La Luz creadora sinónimo de libertad, de Justicia, de Amor. Del amor que encierra en sus letras una frecuencia fonética con la que vibra el universo entero.
Frecuencia magnética, mística, etérea que solo penetra en el corazón y el alma de aquellos que se encuentran predispuestos a dejarse arrastrar por una miríada de sensaciones exultantes. Que nos empujan y sacuden para finalmente volver a nosotros mismos. Pero nunca más somos nosotros mismos cada vez que nos dejamos tomar por Él.
Ya ha pasado un año de aquel largo viaje que había visto regresar al pastorcillo a Fátima, para sacar a la luz los fragmentos de una profecía custodiada celosamente a lo largo de un siglo. Un año de aquel viaje de dos mil millas a través de los Alpes y de los Apeninos, con la Cruz de sangre presente en su frente, anunciadora de un tremendo castigo. La simbología sagrada de los maravillosos pictogramas continuó avalando los mensajes del Cielo, la realidad extraterrestre se manifestó ante los ojos de todas las naciones; la Virgen lloró en los corazones de los más humildes, la Sangre derramada por nuestra Redención siguió y seguirá trazando el camino a los llamados y a los elegidos. El Cielo ha manifestado señales de castigo para los asesinos de la vida y de amonestación para los duros de corazón, de consuelo para acompañar y preparar a los espíritus que han decidido amar, por encima de todo y de todos. ¡El Cielo insiste, pero el tiempo ha llegado! El ejército de Su resistencia diseminado por el mundo ha sido reunido, la salida al campo de batalla se avecina.